jueves, 7 de diciembre de 2006

Me es grato agregar al blog esta entrevistilla de agosto de 2004 (publicada en Revista Enfoque) donde conversamos de algunas cosas que todavía guardan vigencia. La gracia que tuvo este texto es que fue la primera vez que él manifesto su intención de ser candidato a la Presidencia, hecho que tanto revuelo causó después, por su frustrada presentación (no logró cumplir los requisitos legales).
Aucán, el candidato guerrero
Aucán Huilcamán se baja de una camioneta, vestido con jeans, camisa a cuadros y chaqueta azul. Me saluda e invita a acompañarlo a su oficina, ubicada en el segundo piso de la antigua casona que alberga al Consejo de Todas Las Tierras en calle Lautaro de Temuco. Un par de sillas con patas de fierro y respaldo plástico que ubica en el centro de la habitación, completan el escenario para nuestro “cara a cara” con este líder mapuche de 39 años, originario de Lumaco, en la provincia de Malleco.
Dando rienda a la imaginación y siguiendo al pie de la letra mis prejuicios, esperaba encontrarme con otra cosa al concretar la entrevista con este controvertido dirigente. Una camioneta 4 x 4 último modelo, una oficina espectacular junto a un moderno notebook figuraban en la lista de “posibles”, a propósito de comentarios habituales en relación a este personaje. Sin embargo, la realidad me deparó un contexto distinto y también una gran sorpresa: Huilcamán piensa seriamente en la posibilidad de inscribir su candidatura como independiente a la Presidencia de la República para las elecciones del 2005.Así, tal como lo lee. De hecho, durante esta entrevista deja abierta la posibilidad de utilizar esa fórmula principalmente para difundir la causa mapuche y en contactos posteriores, a propósito de la sesión de fotografías, insiste en que se trata de una idea que va en serio. Tanto así que, aunque él no quiso adelantarlo, fuentes cercanas aseguraron que está planificando su proclamación, que ya tendría fecha y lugar: el 12 de octubre en el centro de Temuco.No fue fácil llevar al terreno personal el diálogo.
De entrada, me queda claro que lo que más le interesa es pronunciar su discurso reivindicatorio –que recita casi de memoria gracias a más de una década de frecuentes viajes al extranjero y exposiciones en diversos foros internacionales- más que hablar de sí mismo y de los mitos y verdades que se esconden detrás de su figura.De todas maneras, Aucán Huilcamán Paillama, el mismo que ha sido acusado de propiciar actos violentos de grupos mapuches en La Araucanía, cuya autoría de paso niega, justifica lo que él mismo llama “estrategia internacional” de lucha y asegura que ésta recién comienza.
REBELDE CON CAUSA
Aucán, ¿qué significa su nombre en lengua mapuche?
-El mío es un nombre cultural. Porque vengo de una comunidad donde afortunadamente se practica mucho el idioma y mis padres actúan en gran parte en base a la cultura mapuche. Entonces mantienen su propia identidad y me pusieron Aucán, que significa guerrero o rebelde.
¿Y se siente identificado con el nombre?
-Es una gran responsabilidad y un desafío permanente para lo que trato de hacer en la vida. Yo trato de ser consistente no sólo por el nombre, sino también porque en Chile hay una relación muy injusta de parte del Estado chileno con nosotros. Por supuesto no es de ahora solamente, sino que parte con la conformación del Estado, de 1881 en adelante. Desde ahí esa relación es muy injusta y mi intención es cambiarla...
Ya hablaremos del tema de las reivindicaciones, pero antes me gustaría saber si hay alguna figura de la historia del pueblo mapuche que usted admire especialmente.
-Hay varios, pero uno en especial podría ser Quilapán, que fue el último toqui en territorio mapuche. Estamos hablando de los años 1860 al 1880 y él tuvo que lidiar en un momento histórico decisivo, cuando se anexa el territorio mapuche al Estado chileno, ya que antes el país sólo llegaba hasta Concepción.
¿Y qué hizo Quilapán concretamente?
-En definitiva, logró contrarrestar o resistir la invasión del ejército chileno al territorio mapuche. Enfrentó a un ejército que no podría llamarse colonial, sino nacional, que contaba con muchos recursos económicos y bélicos. El desarrolló una serie de estrategias para la defensa de nuestro territorio. También está Pelantaro, que me inspira la visión que tuvieron los mapuches desde un punto de vista histórico, por ejemplo cuando vieron que se prolongó demasiado el conflicto y tomaron la decisión de parlamentar con los españoles, allá por el año 1641. Y esto es particularmente relevante, porque nadie se podría imaginar que en este siglo Naciones Unidas está revisando los tratados que tuvieron los indígenas en el mundo y en particular los mapuches. ¿Y qué opina del camino por el cual otras etnias, como los huilliches (que habitan la Décima Región) han tomado para relacionarse con el Estado chileno? Ellos son más proclives al diálogo con el Estado y parecen más pacíficos.
-Hay de todo un poco. En mi vida, he ido sólo en tres oportunidades al sur y la última fue recién, cuando estuve en Castro apoyando a unas comunidades por un asunto de tierras, alerce y algunas cosas más. Allá me di cuenta que también existe un sentimiento generalizado de cambiar la relación entre Estado y pueblo indígena. Ahora, por supuesto, eso tiene su propia historia y sus propias características de influencia externa. Por ejemplo, hay mucha influencia colonial todavía, que persiste en cada uno de los mapuches del sur. Sin embargo, le insisto en que me di cuenta que hay mucho interés de la gente por participar y eso es lo más importante. Creo que hay un despertar generalizado de la conciencia indígena en el país. Eso es gradual evidentemente, ningún proceso representa un cambio radical, a menos que sea una opción diferente al proceso político que estamos empujando.
Quizás influye mucho el tema histórico. Los huilliches firmaron la paz con los españoles en el Tratado de las Canoas de 1793.
-Esa es una de las razones, pero también está la influencia de la Iglesia, los partidos políticos y los indigenistas, que quieren diseñar y elaborar ideas por los indígenas. Pero ellos son sociólogos y antropólogos, con una visión más bien paternalista. En definitiva, el indigenismo es una de las nuevas formas políticas y sociales que influyen en gran parte de los movimientos emergentes en América. Es una nueva forma de colonialismo interno que se ha producido a raíz de que el Estado le ha dado cabida a ese tipo de figuras, porque tiene temor de relacionarse directamente con los mapuches. La mayoría tiene vínculos partidarios de Gobierno, aunque también hay de Derecha. ¿Usted se declara enemigo de estos grupos?
-No digo enemigo, pero los critico duramente, porque deberían dejar que los indígenas elijan su propio camino; ya sean mapuches, huilliches o pehuenches. Que nuestra gente actúe bajo sus propios juicios y no sigan interviniendo, porque lo único que están haciendo es dañar a la gente indígena.

MAPUCHE GLOBALIZADO
Pasando a otro tema, ¿cómo responde a los hechos violentos que se imputan a grupos mapuches y al concepto de “radicalización” del conflicto?
-Aquí hay una estrategia muy fuerte, que busca deslegitimar con ese tipo de cosas la legítima causa mapuche y entre ellos están algunos medios escritos. Creo que el lenguaje de “conflicto” es un asunto peyorativo. Que hay un cierto forcejeo en todo este asunto, claro lo que hay, pero hay un asunto de fondo, que tiene que ver con un despojo de tierras no atendido. Además, ahora último están sucediendo muchas cosas, entre ellos los autoatentados, lo cual quiere decir que detrás hay una estrategia claramente montada (...). Ahora, evidentemente esto tiene efectos prácticos a otro nivel y hablo de los tribunales, la fiscalía. Y el mejor ejemplo es lo que hizo Juan Agustín Figueroa, pues él pidió un segundo juicio y ahora ha quedado demostrado con el asunto de las coimas (caso MOP) que es un hombre que desempeña misiones de influencia en los Tribunales. El es el único personaje que logró un segundo juicio, siendo miembro de un tribunal constitucional. Esa práctica de conspiración en contra de los mapuches, ha quedado reflejada con la acción del señor Figueroa.
¿Cómo se inicia su contacto con organismos internacionales que colaboran en la difusión y defensa de la causa indígena?
-Hay muchos elementos que confluyeron para llegar a eso. Primero, en la etapa final de Pinochet no había ninguna seguridad que los derechos de los pueblos indígenas estuvieran verdaderamente garantizados. Entonces, en 1988 formamos el Consejo de Todas las Tierras, porque nos dimos cuenta de cómo se estaba pactando políticamente este proceso de transición, donde no había cabida para los mapuches y que prácticamente existía una confabulación entre la derecha que provenía de la Dictadura y los que se proclamaban democráticos. Eso nos llevó a plantear la necesidad de formar una organización más autónoma ideológica y políticamente, para ser capaz de tomar nuestras propias decisiones, independiente de que les guste a los otros o no. Eso nos llevó también a tener una estrategia internacional y hoy somos una de las organizaciones más activas: yo hago cabildeo o lobby internacional para el reconocimiento de los mapuches y los pueblos indígenas. Hoy a mí me reciben en Estados Unidos o me invitan a cualquier parte de Europa. A propósito de su conexión con el extranjero.
Se asegura que la organización que usted lidera es financiada desde el exterior para que genere conflictos. ¿Qué hay de cierto en eso?
-Eso es una gran mentira. Lo que puedo decir es que nos beneficiamos de los recursos del sistema internacional para participar en reuniones. José Nain, que es miembro del Consejo de Todas las Tierras, va a ir a Ginebra y lo hace pagado por las propias Naciones Unidas. Y si alguien entiende qué es Naciones Unidas, comprenderá que ellos no financian agitadores para generar problemas a los países. Incluso por esas palabrerías y acusaciones responsables, el Gobierno ha abierto investigaciones conmigo. En 1992 pensaron que yo tenía aquí mucho dinero y se dieron cuenta que lo único que tenía era amistades internacionales. Por eso ahora nadie quiere hacer una investigación, porque saben que somos los más transparentes en eso. En septiembre, la OEA (Organización de Estados Americanos) tiene una reunión y los embajadores me están invitando porque quieren que les vaya a hablar sobre la libre determinación. Y el embajador de Chile me va a tener que escuchar y vamos a conversar...Yo me beneficio como cualquier indígena en el mundo que sabe beneficiarse de lo que le da el sistema internacional. ¿Eso es malo? Entonces es malo lo que hace Naciones Unidas en todo el mundo.
Me imagino que ha escuchado también lo que se dice de usted, por ejemplo, que se traslada en una camioneta último modelo y que tiene una casa espectacular.
-Dicen eso y mucho más, por ejemplo que viajo mucho. Y eso último es lo único cierto; pero detrás hay un cierto racismo, porque aquí hay ejecutivos de empresas que viajan 10 veces más que yo y nadie dice nada. Yo cumplo la función de trasladar las principales preocupaciones de los pueblos indígenas en los foros internacionales y no es más que eso. La causa indígena se ha entendido internacionalmente, pues detrás de ella hay derechos humanos. Estoy claro que me expongo a ese tipo de acusaciones irresponsables y otras más que aparecerán. De hecho, estoy seguro que en la medida que vaya desarrollando una función más decidida en la lucha indígena, van a haber otros elementos que van a aparecer, pero me tiene sin cuidado. Un día Impuestos Internos me llamó aquí para decirme “usted tiene 20 millones en pasajes” y yo le dije “es poco, yo creo que ustedes no me han registrado todos los pasajes, porque voy 30 veces al extranjero al año, y es un millón y medio por cada viaje. Saque la cuenta, son 45 millones en plata”. Quedaron en el más soberano ridículo. Esa fue una investigación que pidió gente de Derecha, con la cual consiguieron que Impuestos Internos me citara. Ojalá me investigarán más, pero les recomendaría que no pierdan tiempo.
¿Por qué no terminó la carrera de Derecho Aucán?
-Porque mi profesor me echó preso y el que se querelló conmigo en representación del Ministerio del Interior, también era mi profesor. Eso fue en 1992, cuando se querellaron por usurpación de tierras y asociación ilícita en contra del Estado chileno. Yo no sé si el mío sea un caso excepcional o no, pero yo les dije a ellos que no podía seguir en clases así. Lo que quiero demostrar ahora, porque en esto también hay un incentivo de doble filo, es que sin hacer caso a eso que te dicen, “estudia, porque si tú eres profesional vas a hacer mejor las cosas”, puedo recuperar más tierras que 20 abogados juntos, puedo ser escuchado más que 200 profesionales juntos y puedo desarrollar un proceso de cambio social. Yo he negociado 18 fundos con empresas forestales fuera del país y mi estrategia ha dado resultado. Cuando tenga unos 60 años quiero terminar la carrera, porque no voy a tener la misma energía, pero ahora quiero invertir mi energía en hacer lobby internacional, conseguir cosas, poner al Gobierno de Chile en una situación difícil a todo nivel.
A propósito, ¿qué le ha parecido el Gobierno de Lagos?
-Yo creo que ha cumplido una parte muy pequeña de sus promesas. El dijo que iba a entregar 150 mil hectáreas de tierras a los mapuches. Le queda un año y medio de Gobierno y sólo ha entregado 70 mil. Quiero preguntarle al Gobierno dónde están las otras 80 mil, porque es un compromiso del Presidente. Además, él recibió el informe de la Comisión Verdad y Nuevo Trato presidida por don Patricio Aylwin en octubre del año pasado, y dijo que en 20 días convertiría todas las recomendaciones en leyes, pero eso a la fecha no ha ocurrido.
¿CANDIDATO?
La primera pausa en la entrevista se produce cuando Aucán nos ofrece un café. La fría tarde temuquense y la oportunidad de romper un poco la distancia natural que existe entre dos desconocidos, me hacen aceptar el ofrecimiento. Y mientras el personero mapuche se ausenta para buscar el agua, observo la oficina donde me encuentro.Aparecen un PC sobre el escritorio de madera y un mueble que guarda algunos archivadores. Su intensa agenda, que incluye frecuentes viajes al extranjero, queda en evidencia en un papelógrafo adosado a una de las paredes y remarcado con un plumón negro. Mientras Huilcamán prepara su taza de café, aprovecho de hacerle algunas preguntas personales. Me entero que su familia es de la comuna de Lumaco, provincia de Malleco y luego le pregunto si está casado. Su respuesta, me obliga nuevamente a activar el “rec” de la grabadora. “No me gusta hablar de esas cosas, porque son un poco complicadas. Pero, a ver, lo que quiero decirle es que trato de vivir lo menos posible por la ley chilena”.
Trata de decirme que no está casado por el Registro Civil...
-Parto del principio que a mí me han hecho chileno, pero no por mi voluntad. Por lo tanto yo tomé una decisión y esa es tratar de vivir lo más lejos posible de la ley chilena en todos los aspectos individuales, familiares, colectivos y organizativos. Un ejemplo: en base a la cultura mapuche, estoy casado, pero legalmente no lo estoy. Pero eso no quiere decir que lo segundo sea más legítimo, para mí eso es un detalle irrelevante en la vida. Además, yo no he votado nunca. Posiblemente lo haga, pero será el día en que me tenga que dar el voto solo.
¿Piensa iniciar una carrera política?
-No creo que mi intención esté alrededor de un partido político. Pero si se entiende por política la divulgación de la causa indígena, su promoción, yo sí lo haría.¿Como candidato al Parlamento, por ejemplo?
-No sé si tenga intereses parlamentarios. De no ser que yo tenga la posibilidad de ser candidato a Presidente de este país, no voy a ser candidato.
¿Candidato a Presidente, Aucán?
-Claro, si no, no.
¿Y ya le han propuesto ser candidato a algo?
-Sí, candidato a diputado, a alcalde y concejal, es lo que más me han ofrecido en la vida, de parte de la Concertación principalmente. Pero les he respondido que no tengo interés en meterme en esas candidaturas, porque considero que lo primordial es que los mapuches tenemos que crear otro espacio colectivo, con un sentido más autónomo. Si eso es bajo ciertos principios de autonomía, podría embarcarme, pero si me van a imponer criterios partidarios, soy el primero que me rebelo a eso. Yo soy crítico a todos los partidos políticos, porque para mí representan una nueva fórmula de colonialismo interno que viven los mapuches.

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